¡Míralos!
Ahí están los cinco en el fondo de esa larga botella verde. La luz del sol les llega por medio del cristal y el agua, por la boca del envase.
La botella está asentada horizontalmente, inmovilizada por una piedra, debajo de una palmera de la playa virgen a la que tú también has llegado. La familia lleva años viviendo dentro de ella, desde aquél día que una tormenta los hizo naufragar y fueron encogidos los cuatro por el mar.
A pesar del naufragio lograron permanecer unidos y así llegaron a la orilla de la playa. Al abrir los ojos sintieron resbalarse por las paredes de cristal. Jamás imaginaron lo que sucedía, pensaron estar en el mismo sueño, en la misma pesadilla.
Pero ahí siguen, al paso de varios años, continúan vivos en el fondo de esa botella verde.
Eran cuatro cuando quedaron atrapados en ese envase de cristal, encogidos, reducidos, disminuidos en materia. Sin embargo, uno más nació, ahí dentro. Uno más de la familia. Uno más en ese fondo de cristal que ahora vas a mirar.
¿Ya los viste?
¿Qué te dicen sus rostros?
Ten cuidado porque saben bien defenderse.
Que no vean que los observas porque tu ojo puede desaparecer.
¿Se mueven?
¿Los escuchas?
Míralos cuidadosamente. Son reales como tú.
Ni el más fuerte huracán ha podido arrancar la botella de esa enorme piedra.
Ni el más fuerte huracán ha podido desaparecerlos por siempre.
Ahí seguirán, los cinco o más, en el fondo de esa botella verde que miras.
19-04-2001
¡Fantástico! Como los relatos que tanto me gustan y me recordo un poco a Aladín, JAJAJA! pero cuando iba por la mitad pense en la contaminación, ya que es una playa, y sobre todo por el final, ya que la basura ahí sigue como prendida a la tierra y muchas veces nadie es capaz de levantarla y quitarla. Sólo el viento las mueve y la tierra los acompaña...
ResponderEliminarGracias por tus comentarios. Me halaga de verdad que me leas. Ya espero leerte pronto.
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