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martes, 26 de marzo de 2013

AMOR hasta el final de los días…


AMOR hasta el final de los días…
¡Qué bonita te ves esta noche! Le dice George a su esposa que no tiene curvas y mucho menos piel lisa aunque sí cabello blanco. Ambos son ya ancianos.

Cuando para muchos pareciera una etapa muy pero muy lejana y desconocida, Michael Haneke nos recuerda, en su más reciente filme, “Amour” (2012), la existencia de esa última fase de la vida que es la vejez.

En el ocaso de la vida, ya no sólo por enfermedad alguna, la mente se trastorna y las extremidades se mueven con dificultad por el desgaste natural de los años. Así el director austriaco nos presenta escenas de tal lentitud como insistiéndonos en la misma lentitud en que se torna la vida durante la senectud.
El tiempo, el tiempo no es igual siendo jóvenes. El tiempo, el tiempo es eterno al latir tu corazón con mayor dificultad, cuando por la inactividad involuntaria, tu cuerpo poco capaz, te obliga a mirar con más fuerza las manecillas del reloj y esperar que su tic tac anuncie la llegada de la noche o del día.

Largos, muy laaargos días transcurren cuando tienes que apoyarte en un bastón y mirar el final de un pasillo que alguna vez recorriste para alcanzar con velocidad a tu pequeño hijo en sus primeros años.
Y la vida empieza y casi termina por igual. Al inicio tus ojos se abren y tu boca también, los primeros para descubrir y conocer el mundo; los segundos, para pronunciarlo, expresarlo y probarlo, sentir. Das tus primeros pasos y luego hasta aprendes a bailar con ellos.

En la noche de la vida es similar, sin embargo los procesos van en retroceso. Buscas ver para reconocer tu alrededor, buscas pronunciar palabras de nuevo, para recordar su significado algunas veces con éxito, otras, simplemente desaparecen como hojas al viento; buscas volver a caminar pero ahora dependerás de un inseparable báculo para hacerlo.

Cuando el sol está por despedirse, lo más triste es que mañana no volverá a amanecer igual. Sólo tu espíritu, sólo tu alma podrá hacerlo porque en el exterior, la disminución de la claridad será imparable hasta encontrarnos de frente con la noche más oscura.

Con estas y varias reflexiones más nos deja Michael Haneke al tocar el tema del ocaso de la vida a través de la historia de una una pareja de ancianos que sobrevella el peso de los años, ella con una enfermadad progresiva, él con el irremediable correr del tiempo en su cuerpo.  Anne, la esposa, sufre una parálisis que poco a poco invade más partes de su cuerpo y se resiste a luchar pero sobre todo, a dejarse ver por los demás, no soporta ser una carga para George, su esposo. Sin embargo, él muy paciente y amoroso la cuida aunque sufre junto a ella su dolor de verla consumirse y casi desaparecer.
Anne sufre dos infartos al corazón. El primero la semiparaliza, el segundo la deja casi totalmente inmóvil, sin siquiera poder hablar, sólo balbucear.

George para atenderla en su fase más crítica se apoya en el servicio de enfermeras, su hija vive lejos y no representa ningún apoyo para ambos. Cada vez que los visita cuestiona las decisiones de su padre y llora sin parar al ver a su madre consumida. A veces los hijos se olvidan muy fácil de quienes les dan la vida, pareciera el caso de su hija única Eva, llamada como el personaje bíblico que desobedece a su creador. Sin embargo, es muy difícil juzgar a este personaje pues no se ahonda más en ella, sólo se muestran sus visitas esporádicas y al parecer un superficial afecto.

En la película la vejez no sólo se reafirma con el lento paso del tiempo e imágenes, sino con otros sucesos como cuando la anciana pareja recibe la invitación a funerales de sus amigos. Seguramente antes fueron invitaciones a bautizos y, ahora, sólo son velorios.

La vida cambia, el tiempo transforma, los momentos bien vividos nunca se olvidan y te ayudan a caminar mejor hacia el final. Así George y Anne miran y disfrutan su albúm de fotos. Así él y ella pasan las horas juntos leyendo y platicando, nunca, aunque se vivieran cien años junto a alguien, nunca terminas de conocerle.

Cuando el estado de salud de Anne empeora, George la atiende mientras ella se queja. Toma su mano tiernamente y mientras Anne gime, balbuceando un “me duele”, él le cuenta una historia de su infancia. Poco a poco, Anne deja de quejarse y atiende al relato de su esposo. Le platica cómo sufrió durante un campamento de verano una infección estomacal y que sólo quería ver a su madre.
¡Ma…má! ¡Ma-má! Es la palabra constante de Anne en su crítico estado.

Tal vez por eso, al término de este relato, él completamente decidido, toma una almohada y le roba la vida a su esposa. Ella muere. Él la “mata”.

Una paloma entra a la ventana días posteriores y George le cuenta a Anne en una carta que la liberó. ¿A la paloma, a él o a su esposa? ¿Hasta dónde podrá juzgarse un acto como éste cometido por amor? ¿Es eutanasia? ¿Hasta dónde se puede aguantar ver el sufrimiento de quien más amas?

George no pudo soportar más sufrimiento de Anne pero tampoco lo que había hecho ¿o el estar lejos de ella lo lleva a tomar su última decisión para reencontrarse con Anne? George se quita la vida.
No había mucho más qué vivir para dos personas mayores a los 90 años ¿será? ¿es tiempo extra vivir después de los 80 años?

Y el título de la película al final de esta historia resuena: Amor. Esa simple y difícil palabra, concepto, sentimiento…A-M-O-R es el que persiste a pesar de llevar puesto tu traje más arrugado. George no pudo estar lejos de ella y la fue a buscar al más allá.

Derechos reservados, marzo 2013. Alejandra Hidalgo Aguilar

Director: Michael Haneke
Writer: Michael Haneke (screenplay)
Stars: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert | See full cast and crew. Premio Óscar 2012 a la mejor película y nominación a la mejor actriz.