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jueves, 21 de abril de 2011

Siempre en ti...

El cielo no siempre es azul,
a veces se nubla y deja de sonreír.

Las aves lo cruzan
con cuidado y se alejan de él.
Se resguardan antes
de que el triste cielo
comience a llorar.

Sin embargo,
yo puedo mirarte cielo
y puedo amarte
aunque gris
tu rostro sea.

Puedo mirarte de frente
y sentir tus lágrimas
caer sobre mi piel
que estremeces
con cada gota de tu dolor.

Háblame cielo
aunque no estés azul.

Háblame aunque
tengas escondido al sol.

Envuélveme
en tu respiración,
en tu viento que sopla,
en tu viento que levanta
las ramas del suelo,
en tu viento que
revuelve mis cabellos...

Llévame cielo
a uno de tus diamantes
que brillan cada noche...

Házme parte
de tu bóveda celeste
y conviérteme
en polvo mágico
eterno.

Déjame
cielo siempre en ti.

19 01 03

Detrás de sus ojos...


Sólo duerme.
Su corazón camina
y su respiración también.

Parece un muerto en vida.
Lo tocas y no te siente,
está como muerto,
está en el mundo de los sueños.

El exterior no lo atrae
sólo lo que está dentro
y detrás de sus ojos.

Él, sólo está durmiendo.
Su alma se mira en cada respiración.
Sus ojos, entreabiertos,
son una ventana a otra vida,
a los sueños.

Afuera nada.
Adentro todo.
Allá a lo lejos, más allá de sus ojos.

Él sólo está durmiendo.
¿Qué soñará?

Sueños, esperanzas, tranquilidad.
Paz en el alma y en el cuerpo.

Detrás de sus ojos
ojalá yo existiera,
ojalá sea yo uno de sus sueños,
aunque sea parte de alguno de ellos.

Él sólo está durmiendo
y yo, mirándolo.

Vigilando su respiración,
cuidando que su alma no
se escape de su cuerpo.

Él sólo está durmiendo
y yo, sólo espero.

En el fondo de la botella

Hay una familia en el fondo de esa botella verde. Averígualo tú mismo a través de la boca. Hay una familia allí que convive, comparte, permanece aislada del mundo exterior que los rodea.

¡Míralos!

Ahí están los cinco en el fondo de esa larga botella verde. La luz del sol les llega por medio del cristal y el agua, por la boca del envase.

La botella está asentada horizontalmente, inmovilizada por una piedra, debajo de una palmera de la playa virgen a la que tú también has llegado. La familia lleva años viviendo dentro de ella, desde aquél día que una tormenta los hizo naufragar y fueron encogidos los cuatro por el mar.

A pesar del naufragio lograron permanecer unidos y así llegaron a la orilla de la playa. Al abrir los ojos sintieron resbalarse por las paredes de cristal. Jamás imaginaron lo que sucedía, pensaron estar en el mismo sueño, en la misma pesadilla.

Pero ahí siguen, al paso de varios años, continúan vivos en el fondo de esa botella verde.
Eran cuatro cuando quedaron atrapados en ese envase de cristal, encogidos, reducidos, disminuidos en materia. Sin embargo, uno más nació, ahí dentro. Uno más de la familia. Uno más en ese fondo de cristal que ahora vas a mirar.

¿Ya los viste?
¿Qué te dicen sus rostros?


Ten cuidado porque saben bien defenderse.
Que no vean que los observas porque tu ojo puede desaparecer.

¿Se mueven?
¿Los escuchas?

Míralos cuidadosamente. Son reales como tú.

Ni el más fuerte huracán ha podido arrancar la botella de esa enorme piedra.
Ni el más fuerte huracán ha podido desaparecerlos por siempre.

Ahí seguirán, los cinco o más, en el fondo de esa botella verde que miras.


19-04-2001

lunes, 18 de abril de 2011

Carta a Londres...

Hoy Londres
me dejó sin habla.

Quedé muda ante
la historia de la que
está rodeada.

Sus estrechas calles,
sus edificios de siglos...

Monumentalidad
y elegancia
de sus palacios y puentes.

Londres vistosa
y ambiciosa...

Londres inacabable
caja de sorpresas...

Londres llena de música
y color.

Silencio en sus paredes,
lenguas de colores...

Locura y quietud,
Imperio y rendición.

Londres no te cansas
de dar flores de abril...

Un atardecer con sol
te hace brillar.

Nunca antes vi el oro
brotar de las fuentes...
Fue en Trafalgar Square
que el sol al despedirse
la dejó resplandeciente.

Londres llena de historias
de guerra y pasión,
de artistas,
guitarras rockeras,
tinte de poetas,
líderes, princípes
y reinas, leyendas...

Sueños de niños
que corren por tu Hyde Park.

Mi historia en ti
todavía no termina...
Las historias en ti
no tienen fin...

16-17 abril 2004

domingo, 17 de abril de 2011

El hechizo del minotauro


Laberinto heráldico
hechizó mi lábil alma
a las entrañas del minotauro.

No encontrar ninguna entrada
y mucho menos una salida,
reflejó la impotencia
ante el magno diseño
de quien te hizo.

Me llevaste a la figura
del toro-hombre
que colocó un aro sobre mi cuello
y me miró con sus garzos ojos,
acercándome a la espuma
de su hocico.

Frente a la bestia
yo solo temblaba
hasta que ocurrió
y se concretó el instinto
del hombre-animal
sobre mi cuerpo.

Junto a sus pies
yació largo tiempo
mi cuerpo llorando...

Esperé la venida
de un nuevo cuerpo para él
pero el sol posó tantas veces
que perdí la cuenta
de las noches que se escondió.

Sólo sentía
automatismo y esclavitud
corporal aunque no mental...

Pasé mucho tiempo,
tal vez 100 años años
siendo el único
escape a sus impulsos.

Pasé tanto tiempo
con él que pensé
iría a convertirme en su raza.

Pero nada de eso ocurrió
y ni siquiera perdí mi color,
ni se plateó mi cabello y,
mi piel fue más suave
y tersa que antes
de ser su esclava.

Era el hechizo
del laberinto heráldico
y su bestia el minotauro.

Hasta que el día llegó...
Mi libertad fue puesta a prueba.

Por primera vez el minotauro
no se abrazó a mi cuerpo.

Corrió hacia uno de los miles
de caminos donde escuché un sórdido
grito femenino.

Cuando el estallido de esa voz
llegó a mis oídos
el aro desapareció de mi cuello
y frente a mis ojos
se asomó una larga escalera...

Quise subir de inmediato
pero supe que no volvería
a ver esos ojos garzos...

Y sin perder de vista la escalera
seguí la fémina voz
que ahora emitía placer...

Me detuve entonces
y me encontré
con la escena que tantas
veces protagonicé...

Fue un instante eterno
el que sentí
no querer marcharme nunca...

Pero me despertó
el sonido de la escalera
que comenzaba a elevarse
y corrí a ella hasta alcanzarla...

Ya desde arriba
y fuera del laberinto
continué mirando aquella escena
que anudaba mi garganta...

Me di cuenta nunca grité
como aquella voz,
que siempre mudé
y llené mi rostro de lágrimas.

Hoy despierto
como de un sueño.
Camino por las calles de la ciudad.
Mi cuerpo nunca envejeció
mi vida regresó a la normalidad,
sin diferencias de tiempo.

Afirmo entonces
que realmente todo fue un sueño,
pero al mirar mi reflejo
encontré unas marcas alrededor de mi cuello.

Y mientras toco
esas huellas sobre mi piel,
me sorprende la voz de un billetero
de pupilas color cielo
vendiéndome el último billete
con el signo Tauro impreso...


4 diciembre 2002




sábado, 16 de abril de 2011

Como una mano
que destapa suavemente
una copa de vino,
retiras tus dedos de mis labios
para acercarme a los tuyos
y beberme lentamente
hasta la última gota.

19 octubre 2002

¿De qué color eres?

¿Quiénes somos en este mundo
de colores contrastantes?

¿Qué color eres tú?

Dibuja en el espejo
el contorno de tu cuerpo,
de tu rostro, brazos,
manos, dedos hasta el último de ellos.

Descúbrete por fuera
para verte hacia dentro.

¿Quién eres?
¿Quién soy yo que me
miro en ese espejo?

¿De qué color he delineado
el contorno de mi cuerpo?

Sumerges la punta de tu dedo
índice en esa tinta.
Luego de señalas a ti mismo
frente al espejo y haces chorrear
la tinta en
él.

¿De qué color es?

¿Hacia dónde se dirige la tinta sangre?

Su destino corre, fluye como la
sangre de tus venas, sin parar
un instante para que no dejes de pensar.

¡Asombro!

¡Emoción!

Seducción de verte tan fuerte
capaz de matar a cualquiera.

Sueños, sueños de placer,
sueños de dolor,
de no poder tenerte cerca.

¡Explosión cerebral!

Te busqué en mi imaginación
y el dedo pintó sangre viva,
y otro dedo tocó el mar,
el mar de tu ser de sal.

Sed, sed por recorrer
tantas distancias para localizarte.

Éste es mi color,
el primero,
porque también éste lo es.

Soy un ser bicolor,
de uno que es muy fuerte
y otro muy intenso.

Hay seres multicolores
y los hay monocolor.

Es triste saber que también los
hay in-coloros pero
es de mucha alegría saber
cuando son transparentes.

Quiero estar contigo.
Tú eres parte de mis mitades,
las que se unen porque se complementan,
las que se tocan,
se aman,
se respetan.

Quiero descubrirte entero
Quiero tocarte dentro
y sentirte, envolverme
en la piel de tu alma transparente.

Subir al cielo como remolino
y fundirme en ti por completo.

Mezclar nuestros colores,
inventar juntos uno nuevo
en este mundo de colores
contrastantes.

18 de julio 2002


Mi primera vez en Noruega


No sé si el cielo
vaya a caerse
o las montañas
fundirse con él.

Noruega,
bosque blanco
y gente trabajadora,
silenciosa,
de noble corazón.

Agua paralizada,
lluvia que quema.
Plumas de ángel
caen del cielo
y pintan de blanco
la tierra.

El tren.
El tren marcha
con pinturas de pinos, lagos,
alces, casitas con chimeneas.

Calor dentro las casas.
Aire que congela.
Corazones que laten
aunque la lluvia
fría siga.

Mosjøen,
Trøndheim,
Oslo
y las montañas
al cielo llegan.

Münch te describió muy bien,
Münch te llenó de fuego y pasión
y la nieve se derritió con sus pinceladas
llenas de tristeza y amor.

Troles en tus caminos,
liebres y zorros,
osos.

Noruega:
sueños de leña, lagos
y amor a la naturaleza.

16-17 de abril 2004

La otra...

La otra escuchó el motor,
escuchó los gritos,
escuchó el azotar de puertas
escuchó los vómitos de almas.

La otra escuchó pero no abrió
su puerta al exterior.
Se encerró en su cuarto
y para desaparecer todos
esos ruidos,
puso su música en lo más fuerte.

Entonces el piano, el violín
y la flauta tristes,
inundaron su alrededor.
Levantaron su alma que aún lastimada,
estaba decidida a volar lejos.

La música llenaba de paz su cuarto,
su mente,
su espíritu.
Le trajo recuerdos de vida,
de amor y felicidad.

Entonces, bajo el efecto musical
y de los recuerdos,
preparó su despedida.

Lloró fuerte y profundo
porque estaba decidida
a no volver a vivir más
esos recuerdos.

La música tocaba
dentro de su corazón.
Le traía a su mente hermosas
imágenes pero ella,
ya estaba decidida.

Tomó la soga...
la música siguió
como los gritos en el exterior
pero sus oídos ya no escucharon
sus ojos ya no lloraron
las cadenas de sus manos se liberaron...

Su alma voló y nunca más volvió.

Escrito el 16 de marzo de 2002.

jueves, 14 de abril de 2011

Reflexiones sobre mi México (testigo de violencia)

Cuando era niña, le temía a la vida violenta que decían se vivía en el D.F. Visitaba a mis familiares ahí y mi abuelita me decía: "si sales a la calle no lleves aretes, pulseras, nada que pueda ser ocasión de tentación para un delincuente." Ella sufrió un jalón y nada más, gracias a Dios, cuando iba en un minibus. Le arrancaron una cadenita.


Luego fui adolescente y la violencia más referida en mi país era la de Chiapas. "No vayas por allá porque los zapatistas están bravos y está el ejército", te decían.


Seguí creciendo y la violencia que vi a través de la televisión fue el asesinato de un candidato presidencial y de funcionarios públicos con el llamado caso Ruiz Massieu. Recuerdo también la transmisión del caso de los campesinos de "Acteal".

Llegué a la preparatoria y la violencia ya no era en mi país sino en Irak.


Me titulé, empecé a trabajar y fui testigo televisivo del horrible ataque terrorista a Nueva York. Al mismo tiempo escuché casos aislados en mi ciudad de asesinatos pasionales o de personas con graves problemas psicológicos, pero hasta allá. La violencia volvió al exterior: Bush contra Husein, Bush contra los talibanes. Bush contra gente inocente. La violencia de Estados Unidos me indignaba una y otra vez.


Hoy que soy toda una profesionista miro a la violencia lamentablemente muy de cerca y por fortuna todavía en la tele. La guerra contra el Narcotráfico ha superado todo lo que había visto, oído o escuchado en mi país. Todavía hace muy pocos años en Mérida se vivió el pánico por el brutal asesinato en Chichí Suárez.


Hoy en internet, amigos del facebook cuentan sus experiencias cerca de la violencia en Monterrey, Tamaulipas, Ciudad del Carmen o QuintanaRoo: "me acababa de quitar de esa plaza cuando vino el tiroteo", han escrito algunos.

Ojalá esto pueda acabar pronto. Ruego porque nuestros niños puedan crecer en un México en paz. Que acabe el miedo y la sangre salpicada de los noticieros. Que acabe la politiquería corrupta que solo alimenta la delincuencia organizada. Que pueda volver a dormir tranquila, que desaparezca el miedo que te quita la libertad. Que las lágrimas por los seres perdidos se sequen para siempre sobre una tierra que hoy brinde frutos de amor y no de odio y sentimientos de venganza e impotencia.


Quiero a mi México en paz.

Y sé que no es deseo personal sino colectivo.


En nuestro día a día todos podemos eliminar un poco de violencia.

La forma en que le hablas a tu prójimo, la manera en que regañas a tus hijos,

el momento de negarse a dar mordida...y muchas acciones más.

Pareciera que no pero no sólo es responsabilidad de los otros. También nosotros

podemos evitar un futuro con más violencia.


También está en nuestras manos.